LA SOMBRA DEL CIPRES ES ALARGADA

Autor:

DELIBES, MIGUEL


Título:

LA SOMBRA DEL CIPRES ES ALARGADA


Editorial:

PLANETA DE AGOSTINI


Código de referencia: 3529



Reseña en el Diccionario de Eva Elena:

La sombra del ciprés es alargada


Novela de Miguel Delibes. Con ella obtuvo el premio Nadal en 1948 y se dio a conocer en el mundo literario.

La novela tiene dos partes bien diferenciada. En la primera se narra la niñez de Pedro, el protagonista y en la segunda la vida de adulto. La primera me pareció mejor, más propia de Delibes en sus obras posteriores, precursora de su gran capacidad para los personajes de niños. Sin embargo la segunda parte parece algo artificiosa, con un final más bien de película trágica, falto de credibilidad. De todas formas, en conjunto es una novela interesante que recomiendo leer.

A falta de una reseña más completa voy a citar un conjunto amplio de frases que me han interesado en la novela:

«[...]entraba en una de esas vidas de orden que tanto me disgustaban»

«El quería el conocimiento particular y concreto; la rama, aunque ignorásemos el tronco de donde salía»

«Pero la niña, entonces, comenzaba a desarrollar el hilo de su curiosidad, por otro cabo.
-¿Y por qué a ese pastor le falta un brazo?
-Se cayó en un abismo y se le rompió...
-¿Y por qué?
- Estaba persiguiendo a una oveja que se le había perdido y se extravió en la noche...
-¿Y por qué?
- Porque la noche estaba muy oscura
-¿Y por qué?
- Porque no había luna. Las nubes la tapaban y no la dejaban respirar...»

«Siempre es más fácil perder que ganar-terminó-, y por eso conviene quedarse en poco»

«(hay algo en el agua y en el fuego que atrae singularmente la atención de los niños)»

«Para él todo eran hechos positivos, sin causa ni efectos»

«Nuestro maestro condenaba la frivolidad del hombre moderno, el cual se dice hijo de Dios pero cifra toda su ilusión en disfrutar la existencia terrena. En consecuencia, el hombre actual se limitaba a conservar los monumentos del antiguo y únicamente levantaba teatros, cafés y otros lugares de esparcimiento con una raíz exclusivamente material.»

«No me gusta esta ciudad. Aquí sería lo mismo tener dinero que no tenerlo. No hay lugar para gastarlo. Y sin gastar dinero no se puede ser feliz...»

«Tal vez el secreto [...] esté en quedarse en poco: lograrlo todo no da la felicidad, porque al tener acompaña siempre el temor de perderlo, que proporciona un desasosiego semejante al de no poseer nada. Debemos vigilar nuestras conquistas terrenas tanto como a nosotros mismos. Son, casi siempre, la causa de la infelicidad de los hombres.»

«No es lo mismo perder que no llegar. Si os dan a elegir, quedaros con lo último. El hombre acostumbrado a dos, si le dan tres será feliz; si desciende a uno, apenas percibirá la diferencia. El habituado a diez si baja a tres difícilmente sabrá acomodarse a esta férrea limitación, si llega a veinte no por ello se incrementará su dicha, porque hay una raya en que, rebasada, las conquistas no proporcionan utilidad.»

«Ahora todo era distinto. Yo ya no sólo intuía, razonaba»

«Por ello tal vez el secreto básico estuviese contenido en el hecho de no tomar nunca para no tener que dejar nada. Era un remedio negativo, de renunciación, pero, con certeza, el adecuado a mi calidad humana»

«El hombre absolutamente aislado era inconcebible»

«Al dejar atrás la ciudad me empapó un frenético deseo de vivir mil años aferrado a este día, a este minuto, a este instante»

«Me da asco la gente que hace broma con los muertos»

«Y eso qué importa. El mundo tiene que ser así, unos grueso y otros delgados, unos altos y otros bajos, unos ricos y otros pobres, unos malos y otros buenos... ¿No comprendes que de otra manera sería aburridísimo?»

«Vivir es ir perdiendo, me decía; e incluso, aunque parezca aparentemente que se gana, a lo largo nos damos cuenta de que el falso beneficio se trueca en una pérdida más. Todo es perder en el mundo; para los que poseen mucho y para los que se lamentan de no tener nada»

«entre perder y no llegar era preferible esto último»

«Morir no es malo para el que muere, pensé; es tremendo para el que queda navegando por la estela que el otro trazó, desbrozando, soportando una vida larga, fofa, despojada del menor aliciente...»

«Me parecía un coqueteo macabro de mal gusto esa pusilánime reacción femenina de terror hacia los muertos. ¿Por qué habíamos de temerlo si ellos son los únicos humanos de los que no cabe esperar daño?»

«Estudiaba o leía a toda hora, con un afán insaciable de saber, de conocer, de desentrañar un mundo tan complejo, tan vario y tan incoherente»

«Pensé que las cosas largas, afiladas, eran más tristes que las redondas»

«Les poseía un difuso afán iconoclasta. (Existe en esta clase de amistad jerárquica, donde uno está por encima de los demás, una recóndita y secreta esperanza de ver llegar la hora en que el déspota caiga, se derrumbe, impulsado por la figura más obscura y anodina del grupo. Es el mismo enfermizo placer que lleva al pueblo a aplaudir la caída del dictador que ellos auparon un día con el propio esfuerzo.)» «Este episodio sirvió para demostrarme que la juventud, en la segunda decena de la vida, rinde un culto, casi idolátrico, a la potencia de los puños» «A mí, que poco a poco iba troncándome en un hombre de mar, me mareaba la tierra más que el agua» «Créame, nunca me gustó hipotecar mi libertad. Prefiero ganar como uno y tener tiempo de gastarlo, y no como mil, sometido a la tiranía de un hombre o una máquina»

«Es usted un hombre extraño»

«Le aseguro que bastan un par de minutos para advertir en usted esa falta de sinceridad y confianza con las cosas que le rodean»

«Casi conozco el mundo entero [...] - Tener mundo no consiste en recorrerle - Siempre se pega algo»

«En otros lugares la execpción son los otros»

«También hay en la vidad vencedores y vencidos [...] los que triunfan y nos que no pueden o no se atreven a triunfar»

«La vejez es la estapa más agradable de la vida; rodeados de los que nos quieren vivimos otra vez nuestros recuerdos. Pero esta vez sin incertidumbre ni desasoiego, sabiendo que lo pasado ya pasó.»

«¿Por qué no se saludaría a la gente con una simple inclinación de cabeza? ¿Es que se expresa mejor la cordialidad en un mutuo manoseo? ¿Entonces por qué se saludaban también así los hombres que se odian»

«Cuando la parca viene de veras, el médico sobra; si no viene de veras, el enfermo, sin más que un poco de paciencia, sana solo»

«no existe en el mundo nada tan lamentable como un hombre despretigiándose a sí mismo y a su clase»

«Mahoma, de haber meditado aquí -pensé- no hubiera prohibido a los suyos el vino ni la carne de cerdo. Esas prohibiciones surgían, sin duda, de una meditación desarrollada sobre un cerro árido y pela- do»

«La vida era perder y para no perder deberíamos prescindir de ganar antes»

«Los hombres crecen donde los plantan, como los árboles»

«Alimentados de pesimismo no vivimos la vida, la sufrimos. Todo lo malo de la vida se agiganta para el pesimista, y, además, lo bueno lo hace malo, precisa- mente porque de todo escoge su fachada negativa»

«Bebiendo quería olvidar que bebía»

«Yo en aquellos días gozaba enganñándome a mí mismo»

«Me daba cuenta ahora de que es un error en la vida guiarse sólo por el cerebro»

«No le extrañe que hablemos poco. En el campo sirven los brazos y sobran las palabras. Las palabras se quedan para los hombres de las ciudades, que son los que tienen que arreglar el mundo»

«llegé a una radical resolución: mirar la vida hacia delante, sin dejarme influir por perniciosas reflexiones sobre el pasado»

«Usted no ignora que hay dos clases de experien- cia: la ajena y la personal. Lo bueno es cuando el hombre sabe sacar partido de la experiencia ajena; porque si aguardamos a sacarlo de la propia entonces ya es un poco tarde»