Sobre el papel del lector en la obra literaria puede verse Umberto Eco, Lector in fabula.
Una obra interesante es la novela Si un anoche de invierno un viajero de Italo Calvino, en donde intenta integrar al lector como participante de la obra.
En La mujer del porvenir de Concepción Arenal la nota previa hace alusión a un lector al que no considera amigo. Creo que usualmente no es esto lo normal. El autor piensa en el lector como un complice.
Podemos decir que uno de los primeros lectores en el sentido moderno fue Aristóteles, ya que hasta entonces las obras no eran leidas sino oidas: Una persona las iba leyendo en voz alta. Pero Aristóteles quería llevar un ritmo mayor y por eso comenzó a leer por su cuenta. (citado de la Historia de la Filosofía de Jesús Mosterín)
Uno de los personajes de la novela Del amor y otras locuras de García Márquez es Cayetano Delaura, el bibliotecario del Obispo de un pueblo sudamericano donde se desarrolla la historia, que leia 14 horas diarias.
Gian dei Brughi, personaje de El barón rampante, novela de Italo Calvino, es un famoso ladrón que se pierde por su amor a la lectura.
Leo en el prólogo del libro Madres e hijas, una colección de relatos editados por Laura Freixas, algunos comentarios sobre el sexo de los lectores. Cita que según una estadística de 1993 el 38% de los varones son aficionados a la lectura por el 43% de mujeres. La diferencia es mayor para los jóvenes: En la franja de edad de 18 a 29 años son lectores el 38% de los hombres y el 58% de las mujeres (EL MUNDO 28 de mayo de 1995). En este sentido hay cierta disputa entre los que afirman que existe una literatura para mujeres y los que opinan lo contrario.