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Un idiota de remate [CGC734]

Uno de los cuentos de la colección Cuentos populares rusos de A.A. Afanasiev. Es el número 404. La historia es más o menos la siguiente: Una familia tenía un hijo que era idiota de remate. Todo los días tenía alguna disputa con alguien. La madre lo cuidaba como a un niño chico y le explicaba constantemente como debía comportarse.

Un día paseaba el idiota por una era y vió a los campesinos trillando guisantes. Les dijo «Qué tres días de faena os den tres granos apenas». Los campesinos al oír eso se enfadaron y le dieron una paliza.

El idiota llegó llorando a su casa. «¡Ay, mamaita!, me pegaron» y contó que le habia pasado. La madre le explicaba: Tenías que haberles dicho «Ojalá tengais tantos de estos que nunca acabeis de cargar con ellos».

Al día siguiente en la aldea el idiota se cruzo con un entierro y entonces, recordando lo que le había dicho la madre, alzó la voz y dijo: «Ojalá tengais tantos de estos que nunca acabeis de cargar con ellos». NI que decir tiene que le dieron otra paliza.

Y otra vez llegó llorando a la casa. La madre le explicaba con mucha paciencia. Lo que les tenía que haber dicho es «Que la tierra le sea leve». Las palabras se le quedaron grabadas al idiota.

Al día siguiente se encontró una boda. Se dirijió al cortejo y les dijo: «Que la tierra le sea leve». La gente se bajó de los carros y pegaron al idiota.

Llegó de nuevo molido a palos a su mamá y le contó lo que le había pasado. La madre le dijo entonces que no les tenía que haber dicho nada, sino tocar la flauta y bailar para ellos.

Y sucedió que un extremo del pueblo se incendió el pajar de un campesino. El idiota salió corriendo y delante del incendio se puso a tocar la flauta y bailar. Y también se liaron a tortas con él.

Hecho un mar de lagrimas el idiota llegó a su casa y le madre le explicó con mucha paciencia que tenía que haber cogido un cubo de agua y ayudar a apagar el fuego.

A los tres días cuando se había recuperado un poco de las palizas y ya las costillas le dolían menos, salió a dar otro paseo el idiota. Entonces vió a un hombre que estaba asando un cerdo recién matado. Enseguida le quitó un cubo de agua a una mujer que venía del río y lo hechó sobre la hoguera para apagarla. Le dieron otra paliza.

Cuando volvió harto de palos a su madre, ésta se prometió no volver a dejarlo andar solo por el pueblo y así lo hizo.


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